30 agosto 2011

El lagarto de Haría

¡Qué lejos queda ya nuestro periplo lanzaroteño! ¡Qué lejos! Mientras yo andaba entretenido, horas antes de regresar en avión, intentado inmortalizar a los inquietos herrerillos africanos (Cyanistes teneriffae ssp ultramarinus) hay quien fotografiaba al lagarto de Haría (Gallotia atlantica), sorteando pedruscos y matojos. No era para menos ya que el lacértido, endémico de Lanzarote y de Fuerteventura, así como de los islotes asociados a este par de isla, bien merecía hacerse un hueco en nuestro álbum.



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22 agosto 2011

El misterioso episodio de la cola embrujada

El genotipado de los ratones conllevaba que Mr. Diógenes bajara cada semana o quince días al animalario. Sin embargo, en los tres años que llevaba haciéndolo, jamás le había pasado lo que sucedió aquel día… Jamás.

Aquel día, como tantas y tantas veces, Mr. Diógenes se sentó en un taburete frente a la campana de flujo. Segundos antes, había colocado en ella la jaula con los pequeños roedores. Dispuso varios tubos eppendorf en una gradilla azul y rotuló las tapas debidamente. Un instante después, cogió al primer ratón por la cola, lo identificó y cortó el extremo del citado apéndice con las tijeras. Con unas pinzas, tomó la sección y la depositó en el eppendorf correspondiente. Repitió la misma operación dos veces más. Mr. Diógenes no contaba con la sorpresa que le tenía reservada la penúltima de las cinco colas a cortar...

Todo parecía ir bien. Nada hacía presagiar lo que estaba a punto de acontecer. Metió la mano en la jaula, cogió el cuarto ratón, lo identificó, cortó el extremo de su cola y tomó la sección con las pinzas. Dirigió las citadas pinzas hacia el eppendorf correspondiente y las abrió. El frío metálico de la campana pareció congelar el tiempo... Inexplicablemente, la cola se detuvo en el aire ante el asombro de Mr. Diógenes. El apéndice parecía desafiar las leyes de la física. Parecía tener vida propia. De repente, la díscola cola comenzó a moverse muy lentamente, como si quisiera que Mr. Diógenes se deleitara con tal embrujo. Y ante sus atónitos ojos, la magia cesó súbitamente y la cola se precipitó en uno de los agujeros de la gradilla. Quizás decidió postrarse finalmente ante la ley de la gravedad; quizás se cansó del efímero espectáculo paranormal que había protagonizado.

Tras algunos golpes de segundero, Mr. Diógenes reaccionó, tomó la susodicha cola y apresuradamente la colocó en el tubo que la correspondía. Cerró el eppendorf y se convenció de que lo sucedido se debía al flujo de la campana... Se convenció aunque supiera que nunca le había pasado, aunque estuviera casi seguro de que nunca más le volvería a pasar.


17 agosto 2011

Pajareando por Lanzarote

Hace un mes disfrutábamos de unos días de descanso en la isla de Lanzarote; días que aprovechamos para echar mano de nuestras lentes y pajarear un rato. Aunque era fortísimo el viento que azotaba la Conejera no se dio del todo mal el negocio. En el cuadro que cuelgo abajo figura la lista de las especies de aves de las que pudimos disfrutar en la isla.


Especial ilusión nos hizo ver en dos ocasiones a la hubara (Chlamydotis undulata) en una zona de matorral subdesértico cercana a Famara. El ansía que me invadió al intentar hacerla una foto impidió que disfrutáramos de ella tranquilamente. No ocurrió así en el caso del corredor sahariano (Cursorius cursor ssp bannermani). Una actitud más sosegada por mi parte permitió deleitarnos visualmente y conseguir alguna instantánea que más vale por el fondo que por la forma.


Deficiente es también la foto del cernícalo vulgar (Falco tinnunculus) que aparece a continuación. Sin embargo, la supera con creces la tomada a un individuo de halcón de Eleonor (Falco eleonorae) tomada a bastante distancia con la cámara compacta.


Mucho más cerca, mucho más confiado y mucho más paciente estuvo un individuo de alcaraván (Burhinus oedicnemus ssp insularum) con el que disfrutamos durante cuarto de hora. Atento a lo poco que acontecía a su alrededor pero sin parecer molestarle nuestra presencia, se prestó a ser inmortalizado cerca de donde habíamos visto al halcón.


En nuestro periplo por la isla, varias fueron las veces que pudimos ver al omnipresente alcaudón norteño (Lanius excubitor). En concreto, fotografiamos a este individuo en el barranco de Tabayesco. En las dos horas que estuvimos allí, antes de despedirnos de la isla, no se movió de su posadero. Parecía erigirse como el guardián de lo que tanto buscaba y creí que no iba a ver...


Páridos. Mis queridos páridos. Un nutrido grupo de herrerillos africanos (Cyanistes teneriffae ssp ultramarinus) jugueteaba aquí y allá en el barranco, entre higueras (Ficus carica), hinojos (Foeniculum vulgare), tabaibas dulces (Euphorbia balsamifera) y ágaves (Agave americana). Y allí se quedaron revoloteando, sin que pudiéramos postergar el encuentro con el avión que nos habría de regresar a casa.



Equipo:
Nikon Spotting Scope RA III 82 WP
Ocular Nikon Spotting Scope WP 20-60x Zoom DS
Nikon Coolpix P5100
Adaptador Nikon FSB-6

Imágenes recortadas y retocadas en PhotoShop